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diciembre 21, 2022

El mito de la creación en Babilonia

El Enuma Elish (también conocido como Las Siete Tablas de la Creación) es el mito babilónico de la creación cuyo título deriva de las líneas iniciales de la obra, "Cuando en lo Alto".

El mito narra la victoria del gran dios Marduk sobre las fuerzas del caos y el establecimiento del orden en la creación del mundo.

Todas las tablillas que contienen el mito (también conocido como Enuma Elis), halladas en diversos yacimientos excavados, datan de hacia 1200 a.C.. Sin embargo, parecen ser copias de una versión mucho más antigua del mito que data de mucho antes del reinado de Hammurabi de Babilonia (1792-1750 a.C.), el rey que elevó al dios Marduk a deidad patrona de Babilonia. Se cree que el poema en su forma actual, con Marduk como campeón, es una revisión de una obra sumeria aún más antigua.

Resumen de la historia La historia, una de las más antiguas del mundo, trata del nacimiento de los dioses y la creación del universo y los seres humanos. Al principio, sólo había agua indiferenciada que se arremolinaba en el caos. De este remolino, las aguas se dividieron en agua dulce y fresca, conocida como el dios Apsu, y agua salada y amarga, la diosa Tiamat. Una vez diferenciadas, la unión de estas dos entidades dio origen a los dioses más jóvenes.

Estos dioses jóvenes, sin embargo, eran extremadamente ruidosos, por la noche no le dejaban dormir y por el día le distraían de su trabajo durante el día. Siguiendo el consejo de su visir, Mummu, Apsu decide matar a los dioses más jóvenes. Tiamat, al enterarse de su plan, avisa a su hijo mayor, Enki y éste duerme a Apsu y lo mata. Con los restos de Apsu, Enki crea su hogar.

Tiamat, antaño partidaria de los dioses más jóvenes, se enfurece porque han matado a su pareja. Consulta con el dios Quingu, que le aconseja hacer la guerra a los dioses más jóvenes. Tiamat recompensa a Quingu con las Tablas del Destino, que legitiman el gobierno de un dios y controlan los destinos, y él las lleva con orgullo como coraza. Con Quingu como campeón, Tiamat convoca a las fuerzas del caos y crea once horribles monstruos para destruir a sus hijos.

Enki y los dioses más jóvenes luchan inútilmente contra Tiamat hasta que, de entre ellos, surge el campeón Marduk, que jura derrotar a Tiamat. Marduk derrota a Quingu y mata a Tiamat disparándole una flecha que la parte en dos; de sus ojos brotan las aguas de los ríos Tigris y Éufrates. A partir del cadáver de Tiamat, Marduk crea los cielos y la tierra, nombra dioses para diversas tareas y ata a sus pies a las once criaturas de Tiamat como trofeos También toma las Tablas del Destino de Quingu, legitimando así su reinado.

Cuando los dioses terminan de alabarle por su gran victoria y el arte de su creación, Marduk consulta con el dios Ea (el dios de la sabiduría) y decide crear seres humanos a partir de los restos de cualquiera de los dioses que animó a Tiamat a hacer la guerra. Quingu es acusado como culpable y asesinado y, de su sangre, Ea crea a Lullu, el primer hombre, para que sea un ayudante de los dioses en su eterna tarea de mantener el orden y mantener a raya el caos.

Como dice el poema, "Ea creó a la humanidad, a la que impuso el servicio de los dioses y liberó a los dioses" (Tabla VI.33-34). A continuación, Marduk "dispuso la organización del mundo subterráneo" y distribuyó a los dioses en sus puestos asignados (Tabla VI.43-46). El poema termina en la Tabla VII con una larga alabanza a Marduk por sus logros.

Antes del siglo XIX, se consideraba que la Biblia era el libro más antiguo del mundo y que sus relatos eran completamente originales. Sin embargo, a mediados del siglo XIX, los museos europeos, así como instituciones académicas y religiosas, patrocinaron excavaciones en Mesopotamia para encontrar pruebas físicas que corroboraran históricamente los relatos de la Biblia. Sin embargo, estas excavaciones descubrieron todo lo contrario: una vez traducido el cuneiforme, se comprendió que varias narraciones bíblicas eran de origen mesopotámico. El Enuma Elish serviría más tarde de inspiración a los escribas hebreos que crearon el texto que hoy conocemos como el Libro del Génesis bíblico

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