El 13 de marzo de 1741 aparecieron frente a Cartagena de India los primeros barcos de la flota británica comandada por el almirante Edward Vernon.La flota británica era la mayor conocida hasta entonces, compuesta por 186 buques y 27.600 hombres.
Tenían una gran superioridad de número sobre los defensores españoles. Todo parecía indicar que la ciudad caería.
Pero había alguien dispuesto a evitarlo. Un hombre sin pierna izquierda, sin ojo izquierdo, con el brazo derecho inutilizado. Un hombre conocido como Patapalo o Medio hombre, pero que dejaría para siempre su nombre unido a la historia de España y del mundo en la defensa de esa ciudad.
Pero ¿quién era Blas de Lezo?
Blas de Lezo y Olavarrieta fue un destacado almirante español nacido el 3 de febrero de 1689 en Pasajes, Guipúzcoa. Su vida estuvo marcada por una extraordinaria carrera naval y múltiples hazañas militares, a pesar de las graves heridas que sufrió en combate.
Blas de Lezo se educó, como otros muchos miembros de la baja nobleza de la zona, en el Colegio de Francia de su zona (École Royale), y tras terminar sus estudios sobre 1701, con 12 años, se embarcó en la escuadra francesa, como guardiamarina.
¿Por qué en la francesa?
Para saberlo hay que viajar a 1701.
1701 no es un año cualquiera en la historia de España. Fue el año en que se pasó de la dinastía de los Austrias a la dinastía de los borbones.
Carlos II, último monarca de la dinastía Habsburgo en España, murió sin descendencia en noviembre de 1700.En su testamento, nombró heredero a Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV, el famoso rey sol.
Felipe V entró en España por Vera de Bidasoa (Navarra) y llegó a Madrid el 17 de febrero de 1701, donde fue recibido con entusiasmo por el pueblo.
Fue proclamado rey por las Cortes de Castilla reunidas el 8 de mayo en el Real Monasterio de San Jerónimo.
El 4 de octubre Felipe V juró las Constituciones catalanas en Barcelona.
Pero el resto de potencias europeas, especialmente Austria, Inglaterra y Holanda, no veían con buenos ojos el aumento de poder de los Borbones en Europa, y eso acabó generando la Guerra de Sucesión Española, que comenzó en 1701 y se prolongaría hasta 1713.
Luis XIV había ordenado que hubiese el mayor intercambio posible de oficiales, entre los ejércitos y las escuadras de España y Francia, así como que también fueran comunes las recompensas. En la práctica la marina francesa había absorbido a la española. Pero muy pronto iba a conocer el combate y sus consecuencias.
Con apenas 15 años, Blas de Lezo embarcaría de guardiamarina en la escuadra del Conde de Toulouse, gran almirante de Francia, que entablaría combate contra otra escuadra anglo-holandesa. Lezo formaba parte de la tripulación del buque insignia francés.
Fue tan empeñada la lucha que los de uno y otro bando quedaron muy maltratados, atribuyéndose ambos la victoria. No hubo navíos rendidos ni echados a pique, pero sí muchos daños en cascos y aparejos.
Tuvo la escuadra franco-española 3.048 bajas. Las de los anglo-holandeses fueron de 2.719 bajas.
Blas de Lezo fue una de las víctimas; una bala de cañón impactó directamente en su pierna izquierda, que fue amputada por debajo de la rodilla debido a las graves lesiones sufridas. Pero a pesar de ello tuvo suerte, pues estaba en el buque insignia, donde había cirujanos que especialmente competentes. Esto, quizás, fue lo que le permitió sobrevivir, ya que una herida como la suya a menudo costaba más que el miembro afectado, dadas las insalubres condiciones a bordo de los barcos de guerra.
El comportamiento de Blas de Lezo fue tan destacado que El mismo conde de Toulouse le elogió a Lezo por su intrepidez y serenidad, en una carta que mandó a Felipe V. Gracias a su distinguida actuación en la acción Lezo, fue ascendido a «alférez de bajel de alto bordo».
En aquella misma batalla y también en calidad de guardiamarina, pero en el bando británico, se encontraba un tal Edward Vernon, el que dirigiría años después la escuadra británica que atacaría Cartagena de Indias.
Mientras la guerra seguía por tierra.
El 14 de octubre de 1705 capitula Barcelona, tras el desembarco de las tropas inglesas, neerlandesas y austriacas, entrando el Archiduque Carlos en la ciudad y haciéndola su capital, al tiempo que se nombraba así mismo Carlos III de España.
Pero Felipe V no iba a darse por vencido y asediará Barcelona en primavera del 1706.
El sitio comenzó el 3 de abril de 1706, cuando las fuerzas borbónicas de Felipe V, compuestas por unos 18.000 hombres, rodearon Barcelona.
La ciudad estaba defendida por aproximadamente 8.500 hombres leales al archiduque Carlos, incluyendo 4.500 miembros de la Coronela (milicia local), 2.000 soldados extranjeros, y unos 2.000 catalanes regulares y voluntarios.
A finales de abril, las tropas borbónicas lograron controlar el castillo de Montjuic, desde donde planeaban lanzar el asalto final a la ciudad.
Sin embargo, la llegada de una poderosa flota aliada cambió el curso de la batalla. Esta flota, comandada por John Leake, se había ido reuniendo gradualmente y llegó a las costas de Barcelona con una fuerza considerable.
Se cuenta que Blas de Lezo burló la vigilancia de la escuadra anglo neerlandesa, que bloqueaba la ciudad, entrando con un convoy para abastecer a las tropas sitiadoras, llegando a quemar uno de sus buques para entrar con el humo producido.
Una gran muestra de arrojo que, sin embargo, es difícil de creer por cuanto las aguas de Barcelona estaban atestadas de embarcaciones aliadas, ya que la escuadra del conde de Toulouse había huido al llegar la escuadra anglo neerlandesa.
Finalmente, la presencia de la flota aliada obligó a las fuerzas borbónicas a levantar el sitio el 27 de abril de 1706, resultando en una victoria para los defensores de Barcelona y el archiduque Carlos.
Este desenlace fortaleció significativamente la posición del archiduque Carlos en Cataluña y en la Corona de Aragón en general, permitiéndole mantener su corte en Barcelona y continuar la guerra por el trono español.
Pero la guerra de Sucesión Española no solo se luchaba en España. Entre el 29 de julio y el 21 de agosto de 1707 las fuerzas aliadas lideradas por el príncipe Eugenio de Saboya, intentaron tomar Tolón por tierra, apoyados por una flota inglesa por mar. Tolón disfruta de una posición privilegiada entre la montaña y el mar, lo que le confiere ventajas naturales significativas
Tolón considerada la ciudad más occidental de la costa azul, es tradicionalmente el puerto militar más importante de Francia.
Blas de Lezo fue destinado a la defensa de la fortaleza de Santa Catalina, un punto clave para la toma de Tolón.
A pesar de que los aliados lograron tomar inicialmente el fuerte de Santa Catalina, las fuerzas franco-españolas, incluyendo a Lezo, lograron recuperarlo el 14 de agosto, lo cual fue crucial para la defensa de la ciudad.
Lezo utilizó toda clase de tácticas para defender la ciudad. Utilizó casquetes de armazón con material incendiario para prender fuego a los buques enemigos. Generó nubes de humo para ocultar los movimientos de sus propios barcos y escapar de la flota inglesa. Y por supuesto utilizó el terreno y las fortificaciones para tener siempre una posición ventajosa.
La defensa logró sostener la ciudad durante más de tres semanas, lo que eventualmente llevó al desgaste de las fuerzas atacantes y a su retirada el 22 de agosto de 1707, sin haber logrado capturar la ciudad.
Pero esa victoria tendría un coste muy alto para Blas de Lezo. Durante el asedio, una esquirla le impactó en el ojo izquierdo, causándole la pérdida del globo ocular.
Así a los 18 años Blas de Lezo se encontraba sin una pierna y sin un ojo.
Pero no acabarían ahí sus heridas.
El 25 de julio de 1713 las tropas de Felipe V y sus aliados franceses ponen de nuevo sitio a Barcelona. El ejército sitiador llegó a reunir 40.000 hombres. Los defensores contaban con unos 4.000 combatientes.
Las tropas borbónicas mantuvieron un bloqueo terrestre y marítimo de la ciudad y se produjeron intensos bombardeos sobre Barcelona mientras los defensores realizaron varias salidas y expediciones para intentar romper el cerco.
Mientras Blas de Lezo comandaba el navío Campanella y bombardeaba la ciudad, una bala de mosquete le alcanzó el brazo derecho, dejándolo inutilizado.
A principios de septiembre de 1714, las brechas en la muralla permitían ya el asalto de los sitiadores.
El duque de Berwick, al mando de las tropas borbónicas, ofreció una capitulación que fue rechazada.
El 11 de septiembre se produjo el asalto final con una fuerza de 10.000 hombres.
La caída de Barcelona marcó el fin de la resistencia catalana en la Guerra de Sucesión.
Felipe V promulgó el Decreto de Nueva Planta, que supuso la abolición de las instituciones y fueros catalanes.
A raíz de esos hechos, el 11 de septiembre se convierte en el día de Cataluña, la llamada Diada y 1714 en una fecha que se llora por los nacionalistas catalanes, como la pérdida de su independencia.
Sin embargo hay que recordar que la lucha no era entre Cataluña y España, sino entre dos pretendientes al trono de España. No era una guerra de Secesión sino una guerra de Sucesión.
A pesar de sus heridas, Blas de Lezo seguiría luchando. No solo en Europa, sino también en América.
En 1716, partió hacia La Habana con la misión de escoltar barcos mercantes y limpiar las aguas de naves corsarias.
En 1720, se dirigió al virreinato del Perú al mando del buque Nuestra Señora del Pilar para combatir a corsarios y piratas que atacaban las costas. Allí captura al peligroso corsario neerlandés Flissinguen.
En 1732 Lezo tuvo una participación destacada en la recuperación de la plaza norteafricana de Orán. Ayudó en la conquista y fortaleció el control español derrotando a la armada enemiga con la captura de la nave almiranta.
En 1733 participa en la batalla en la bahía de Mostagán: Persiguiendo a la flota argelina, Lezo logró localizar la capitana de sesenta cañones en esta bahía. A pesar de la defensa de dos castillos fortificados, entró en la bahía, puso en fuga una galeaza, abordó e incendió la nave enemiga, y destruyó los castillos.
Pero pronto volvería a América. En 1737 fue enviado al Nuevo Reino de Granada (actual Colombia) con los navíos Fuerte y Conquistador para garantizar la seguridad del comercio en el Atlántico.
Y desde allí luchó contra piratas y corsarios ingleses que operaban en las aguas del Caribe.
Pero pronto habría de llegar el episodio que lo haría famoso para siempre. Y lo haría en el marco de una guerra de nombre extraño. La guerra del asiento o de la oreja de Jenkins. ¿Por qué ese nombre?
Por el incidente que supuestamente dio origen a la guerra.
En 1731, el capitán español Juan León Fandiño abordó por aguas del Caribe frente a las costas de Florida al navío británico "Rebecca", comandado por Robert Jenkins, . Jenkins se dedicaba al corso y al contrabando, buscando capturar galeones españoles que volvían de las Indias cargados de mercancías valiosas
Se dice que Fandiño cortó la oreja de Jenkins y le dijo: "Ve y dile a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve"
Siete años después, en 1738, Jenkins compareció ante la Cámara de los Comunes británica, mostrando supuestamente su oreja cortada en un frasco. Este acto formaba parte de una campaña belicista de la oposición parlamentaria contra el primer ministro Walpole
La opinión pública británica consideró el incidente como una ofensa al honor nacional. Esto generó una fuerte presión popular a favor de la guerra contra España.
La oposición parlamentaria utilizó el incidente para forzar al gobierno a pedir una indemnización de 95.000 libras a España, que esta se negó a pagar.
Finalmente, el primer ministro Walpole, a pesar de ser reacio al conflicto, se vio obligado a ceder ante las presiones y declaró la guerra a España el 23 de octubre de 1739.
Es importante destacar que, aunque el incidente ocurrió en 1731, fue utilizado como pretexto para la guerra ocho años después, en un contexto de crecientes tensiones comerciales y territoriales entre ambas naciones.
Y por qué se llama guerra del asiento.
El nombre deriva del llamado “asiento de negros”, un derecho concedido a Gran Bretaña por España en el Tratado de Utrecht (1713-1714) tras la Guerra de Sucesión Española, que otorgaba a los británicos el derecho exclusivo de transportar esclavos africanos a las colonias españolas en América durante 30 años.
También en Utrecht se había concedido el derecho al navío de permiso , una concesión adicional que permitía a Gran Bretaña enviar un barco comercial anual a las colonias españolas.
En la práctica, los británicos abusaron de esta concesión para introducir más mercancías de las permitidas y realizar contrabando.
Al estallar la guerra, el rey Felipe V de España suprimió el "derecho de asiento" y el "navío de permiso".
La guerra se desarrolló en varios frentes:
- Caribe: Los británicos intentaron tomar varias posesiones españolas, como La Guaira y Santiago de Cuba, sin éxito.
- Georgia y Florida: Se produjeron enfrentamientos en la frontera entre estas colonias.
- En el Pacífico la escuadra del comodoro George Anson realizó diversas operaciones en esta región.
- Mediterráneo: Se enviaron flotas a Gibraltar y se produjeron enfrentamientos navales.
El almirante Edward Vernon tomó Portobelo el 21 de noviembre de 1739. Esta fue la primera acción importante de la Guerra del Asiento. Vernon atacó la ciudad con seis barcos y logró capturarla rápidamente debido a la débil defensa española. La toma de Portobelo fue una victoria fácil para los británicos, que les dio un exceso de confianza para futuras operaciones en el Caribe español.
Después de la victoria Edward Vernon envío una carta a Lezo, jactándose de la mala defensa de aquella plaza.
La carta de Vernon estaba fechada el 27 de noviembre de 1739 en Portobelo
“Si hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera su merced insultado impunemente las plazas del rey, mi señor. Porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía.”
Y así volvemos al 13 de marzo de 1741, cuando la armada inglesa, comandada por el almirante Edward Vernon, el antiguo enemigo de Blas de Lezo de la batalla de Vélez Malaga, se presenta con una flota de 186 buques, 27.600 hombres y 2.000 cañones delante de Cartagena de Indias.
Frente a ellos los españoles: Liderados por Blas de Lezo y el virrey Sebastián de Eslava, disponían de apenas 3.000 hombres, 600 flecheros indígenas y 1.500 voluntarios civiles.
Muchos menos hombres, pero uno de ellos era Blas de Lezo, que no iba a desaprovechar la ocasión de pasar a la historia.
Blas de Lezo aprovechó la compleja geografía de la zona.
Hundió estratégicamente algunos de sus barcos para obstaculizar la entrada de los británicos a las bahías.
Concentró la defensa en los fuertes y castillos que protegían la ciudad.
Los británicos lograron avances iniciales, tomando algunas posiciones españolas.
La resistencia se concentró en el castillo de San Felipe, la principal fortaleza de Cartagena.
Lezo ordenó cavar fosos profundos alrededor de las murallas, dificultando el asalto británico.
El 20 de abril, los británicos lanzaron su ofensiva final, que resultó en un fracaso.
Las bajas y deserciones británicas se contaron por miles.
El 8 de mayo, Vernon aceptó la derrota y se retiró.
Los británicos sufrieron entre 9.500 y 11.500 bajas, influidas por enfermedades como la fiebre amarilla.
España mantuvo su dominio en América del Sur.
La victoria aseguró la continuidad de la unión entre la América continental y la corona española hasta las independencias del siglo XIX.
Esta batalla es considerada una de las mayores derrotas en la historia de la Marina Real británica y una de las grandes victorias militares españolas de todos los tiempos.
Blas de Lezo que era un hombre muy creyente, no atribuyó su éxito a su mérito sino a la divina providencia.
"Este feliz suceso no esperado según lo consternada que estaba la tropa, no debemos atribuir á causas humanas si no á las misericordias de Dios, por que en lo natural debían con la fuerza que trajeron, y la poca que había en el cerro, haberse hecho dueños de él."
La Guerra del Asiento continuaría, sin embargo, fusionándose con la Guerra de Sucesión Austríaca en 1742.
Pero Blas de Lezo no sobrevivió mucho tiempo a la batalla por Cartagena de Indias. La tensión de la batalla, el agotamiento, la falta de alimentación y sueño lo dejaron extremadamente débil física y mentalmente. Además experimentó tristeza y un bajo estado de ánimo. Todo ello pudo influir en desarrollar o empeorar la enfermedad que tenía, que parece que era el tabardillo, que era el nombre popular del tifus exantemático epidémico.
La enfermedad comenzó con calenturas y Blas de Lezo falleció tras nueve días, postrado en cama, acompañado únicamente por su secretario o mayordomo.
El 7 de septiembre de 1741 en Cartagena de Indias, a los 52 años de edad murió Blas de Lezo, uno de los mayores héroes español, con el que no pudieron los ingleses ni los holandeses ni las heridas, pero que no pudo vencer su batalla contra el tifus.
Es importante destacar que su muerte no fue causada directamente por las heridas recibidas durante la defensa de Cartagena de Indias, como a veces se ha afirmado erróneamente.
Aunque la frase "Todo buen español debería mear siempre mirando a Inglaterra." es probablemente apócrifa, su vida si fue una continua lucha contra el enemigo inglés.
La guerra del asiento, continuaría varios años más y concluiría con el Tratado de Aquisgrán en 1748, que:
- Reintegró la concesión del asiento y el navío de permiso a los británicos.
- España ganó los ducados italianos de Parma, Plasencia y Guastalla.
- No se produjeron cambios territoriales significativos entre España y Gran Bretaña.
En 1750, mediante el Tratado de Madrid, Gran Bretaña renunció a ambos derechos a cambio de 100.000 libras. España recuperó así el monopolio comercial con sus colonias americanas.
El tiempo ha pasado y la memoria de Blas de Lezo sigue viva entre todas las personas que aman a España.
Fuentes: https://www.todoababor.es/historia/blas-de-lezo-biografia-defensor-cartagena-de-indias/
https://es.wikipedia.org/wiki/Blas_de_Lezo